martes, 18 de septiembre de 2007

El efecto Zapatero

Que este mundo es cada vez más pequeño lo vamos viendo día a día. La teoría del efecto mariposa dice que si una mariposa bate sus alas a una determinada velocidad en Tokio, el efecto que puede provocar es un tsunami en Brasil. Son innumerables los efectos mariposa económicos que se producen últimamente y todos tienen un efecto inmediato y, generalmente, desfavorable para la situación que España está viviendo en los últimos cuatro años con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, quien, sin ningún tipo de pudor ni sentido del ridículo, trata de hacernos creer que vivimos en una burbuja, inmunes a los cataclismos bursátiles y tambaleos económicos que sacuden al resto del mundo, mientras vemos, sin atisbo de sospecha, cómo nuestros vecinos de Europa se reúnen de urgencia para potenciar el eje París-Berlín y afrontar y prevenir una situación que, si la pensásemos, nos preocuparía seriamente.

Veo -y no me hace falta salir de mi familia para ello- la dificultad que tienen los jóvenes españoles para afrontar solventemente una hipoteca y, si una delicada mariposa puede causar un maremoto, no puedo creerme que la economía estadounidense, la más potente del mundo, se haya visto sorprendida por la crisis de las hipotecas de alto riesgo, y que España, endeudada hasta la médula, pero que juega la Champions League económica, según Zapatero, no vaya a sentir la más mínima repercusión en el compromiso hipotecario. Ya hemos visto la subida del Euribor, que ha sido de tal calibre que no ha quedado otra solución que meter dinero en los mercados para mitigar el golpe, una medida desesperada y poco duradera que no puede hacerse una vez tras otra. Me da envidia que otros presidentes como Sarkozy y Merkel se reúnan para buscar soluciones y aquí, en nuestro país, la solución del Gobierno sea anestesiarnos con distorsiones de la realidad y frases vanas que no dicen nada.

La pendiente de la cuesta de septiembre que nos hemos encontrado a la vuelta de vacaciones la ponen la subida de precios de la leche, del pan y de los cereales. Países como Rusia anuncian medidas como la de usar sus reservas para realizar intervenciones en el mercado de cereales y, así, frenar la subida de los precios del pan que continúa por delante de la inflación y vulnera a los sectores más pobres. Otra economía fuerte, la alemana, ve como el precio de la caja de cerveza aumenta 1 € como consecuencia de un sector agrario reorientado a la producción de biocarburantes. Durante el pasado año ya se venía observando que se estaban produciendo subidas considerables de los precios de cereales en los puntos de venta internacionales, tendencia potenciada por Estados Unidos y Brasil que, en el pasado producían cereales principalmente para la exportación, mientras que hoy día forman parte de los países más importantes de producción de biocarburantes. En Alemania afrontan valientemente la situación, y las principales entidades bancarias como Deutsche Bank y BHF anuncian que los precios de los cereales continuarán subiendo y que la situación de abastecimiento permanecerá tensa al menos durante los tres próximos años como consecuencia de una importante bajada de las reservas a nivel mundial. ¿Qué ha previsto Zapatero? ¿Ha estudiado la situación con los diferentes sectores económicos? ¿Intervendrá el mercado como los rusos o lo liberalizará como los alemanes y estadounidenses?

Aunque parezca increíble, el efecto mariposa que provoca el agricultor brasileño en la economía internacional es consecuencia de la llamada globalización, como lo es el hecho de que en el Eurobasket que se juega en España el base de la selección de Rusia sea afroamericano, su entrenador estadounidense y que, en los tiempos muertos, las instrucciones se den en inglés.

Quiera o no quiera el presidente del Gobierno a España le afectan, y mucho, todos los vaivenes económicos que se dan en el mundo, y mucho me temo que las medidas que ha previsto para salvaguardar nuestra economía no pasan de un par de frases que él considera ocurrentes. Y es que Zapatero no se da cuenta de que, cada vez que habla, sube el pan.